El vaginismo tiene tratamiento: Con un diagnóstico temprano y un abordaje interdisciplinario

Se calcula que entre un 5 % y un 17 % de las mujeres adultas en el mundo podrían estar afectadas por vaginismo. (Foto, IVI).

Colaboración del IVI

– No debe considerarse normal el hecho de sentir dolor o una fuerte tensión durante las relaciones sexuales. Tampoco lo es evitar realizarse los exámenes ginecológicos o sentir ansiedad ante el uso de tampones o tratamientos vaginales.

– Estas señales, muchas veces silenciadas, pueden estar relacionadas con una disfunción sexual llamada vaginismo.

– “El vaginismo es una contracción involuntaria de los músculos del suelo pélvico que rodean la entrada vaginal, lo que dificulta o impide la penetración”, explicó el Dr. Saúl Barrera, director médico de IVI Panamá.

– “Esta condición puede coexistir con el deseo y la excitación sexual, pero limita el coito con penetración y, por ende, reduce la posibilidad de lograr un embarazo de forma natural”, resaltó.

– Se estima que entre un 5% y un 17% de las mujeres adultas en el mundo podrían estar afectadas por vaginismo. En Panamá, datos recientes indican que el 40,9 % de las mujeres presentan algún tipo de disfunción sexual, y que el 17% de estos casos se relacionan con dispareunia o vaginismo, según registros realizados en América Latina.

Un obstáculo físico y emocional que cuenta con tratamiento

– Aunque el vaginismo no afecta directamente el aparato reproductivo, es decir, no compromete la ovulación, la calidad de los óvulos o el útero, sí puede dificultar la concepción por vía natural al impedir las relaciones sexuales con penetración.

– El Dr. Saúl Barrera, indicó que “las causas pueden ser físicas o psicológicas, pero en la mayoría de los casos están relacionadas con factores emocionales como miedo, ansiedad, baja autoestima, educación sexual deficiente, o experiencias traumáticas, incluyendo abusos”.

– También existen causas fisiológicas menos comunes, como infecciones vaginales, inflamación de las glándulas de Bartolino, himen rígido, úlceras, trauma postparto, disminución de estrógenos, especialmente durante la menopausia, o incluso tumores pélvicos.

– Los síntomas del vaginismo varían según el grado de tensión vaginal: dolor, ardor o escozor durante la penetración, dispareunia, palpitaciones, dificultad para respirar, espasmos musculares en piernas o zona lumbar y, en consecuencia, pérdida de libido.

– “Existen dos formas principales: el vaginismo primario, cuando la mujer nunca ha podido mantener relaciones sexuales con penetración, y el secundario, cuando la dificultad aparece después de haber tenido relaciones normales en el pasado”, detalló el especialista.

Una condición con solución desde un enfoque integral

– Afortunadamente, el vaginismo tiene tratamiento. “Con un diagnóstico temprano y un abordaje interdisciplinario que incluya ginecología, psicología y fisioterapia del suelo pélvico, muchas mujeres pueden retomar su vida sexual y cumplir su deseo de ser madres”, manifestó el Dr. Barrera.

– Anotó que “el tratamiento puede incluir terapia cognitivo-conductual, uso progresivo de dilatadores vaginales, educación sexual y técnicas de relajación”.

– En casos donde la penetración no es posible o el tratamiento no ha sido suficiente, la reproducción asistida representa una alternativa segura y efectiva.

– La inseminación artificial que introduce los espermatozoides directamente en el útero o la fecundación in vitro, donde se fecundan los óvulos fuera del cuerpo, permiten lograr el embarazo sin necesidad de mantener relaciones sexuales. Estas opciones se adaptan a cada paciente de forma personalizada.

– Desde IVI Panamá, el llamado es claro: hablar abiertamente de este padecimiento, dejar de vivirlo en silencio y buscar ayuda profesional.

– Contar con un diagnóstico certero del vaginismo y un equipo especializado para el tratamiento adecuado, puede marcar la diferencia en la calidad de vida femenino y el proyecto de maternidad de muchas mujeres.

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