
Colaboración de la Superintendencia de Bancos de Panamá
– Un crecimiento interanual de USD 5,608.4 millones, frente al mismo periodo del año anterior, logró la carteracrediticia neta del Centro Bancario Internacional (CBI), se incrementó un 5.91% al alcanzar USD 100,578.9 millones.
– Este desempeño consolida la cartera como el principal motor de expansión de los activos a noviembre de 2025, según el Informe de Actividad Bancaria (IAB) de la Superintendencia de Bancos de Panamá (SBP).
– Los depósitos del CBI se mantuvieron como principal fuente de fondeo totalizando USD 115,131.7 millones, con un incremento interanual de 7.20% o USD 7,728.8 millones, el cual fue liderado por los depósitos externos que aumentaron 13.17%, mientras que los depósitos internos crecieron 3.57%.
– En conjunto, este resultado ha reforzado el rol del CBI como plataforma regional de captación, con una composición que sigue favoreciendo el fondeo externo.
– En el caso del Sistema Bancario Nacional (SBN), la cartera bruta de créditos locales totalizó USD 64,958 millones, con un crecimiento interanual de 1.2% o USD 774.8 millones más.
– Este desempeño, estuvo sustentado por el sector privado, cuyo saldo aumentó 2.1% o USD 1,287.7 millones adicionales, mientras que el crédito al sector público registró una contracción de 21.8% o USD 512.9 millones menos.
– Es importante resaltar que, dentro del sector privado, el portafolio mantiene una alta concentración en tres segmentos: comercio, hipotecario y consumo personal. En conjunto, estos tres rubros pasaron de representar 76.1% de la cartera interna en noviembre de 2024 a 77.8% un año después, lo que refuerza su papel como motores del crédito doméstico.
– En cuanto a los créditos nuevos, el SBN acumuló desembolsos por USD 24,025 millones, con un alza de 5.1% o USD 1,163.7 millones más, que en igual periodo del año anterior.
– Comercio (incluye servicios) concentró cerca del 48% de este flujo con USD 11,415 millones, con un crecimiento de 15.8% interanual, consolidándose como el principal destino del crédito nuevo, consumo personal con un aumento de 3.1%, en ganadería con un incremento de 5.3% y un aumento marcado, aunque desde una base muy baja, en minas y canteras, donde el flujo pasó de USD 6 millones a USD 119 millones. Adicionalmente, se produjo un crecimiento del flujo hacia entidad pública de 14.8%.
– Por su parte, los activos netos del CBI sumaron USD 161,700.9 millones, lo que representa un incremento interanual de 5.69% o USD 8,705.2 millones, desempeño que confirma la continuidad de una estrategia orientada a expandir activos productivos y optimizar el uso del balance en un entorno de competencia regional por liquidez y condiciones financieras internacionales aún exigentes.
– En términos generales, la evolución observada sugiere una asignación eficiente de recursos y una gestión prudente del balance, preservando métricas de solvencia consistentes con un perfil de riesgo moderado.
– En materia de liquidez, los activos líquidos netos totalizaron USD 18,531.1 millones, con una variación interanual de 7.59% o USD 1,307.0 millones, lo que se traduce, aproximadamente, en 11.46% del activo total (vs. 11.26% un año antes), reflejando una mejora del colchón líquido en relación con el tamaño del balance.
– En términos de solvencia, el CBI al cierre del tercer trimestre reflejó un perfil de capital robusto y holgado frente a los requerimientos regulatorios, con un Índice de Adecuación de Capital (IAC) de 16.34%, muy por encima del mínimo regulatorio de 8% y en su nivel más alto de al menos los últimos ocho trimestres, siendo además la primera vez que supera el 16% en ese período.
– Esta holgura constituye un amortiguador ante eventuales deterioros de calidad de activos o episodios de volatilidad financiera.
– Estos resultados evidencian que los bancos del CBI mantienen fundamentos sólidos de liquidez, capital y rentabilidad, que lo posicionan bien para enfrentar un entorno financiero más exigente.
– Para consolidar esta fortaleza, será clave seguir mejorando la eficiencia operativa, optimizar la gestión de activos y pasivos, diversificar las fuentes de fondeo y reforzar el monitoreo de la calidad de los activos y del capital, de modo que se preserve la resiliencia estructural ante eventuales escenarios de estrés.
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