De la intuición a la inteligencia artificial: La evolución de la selección ejecutiva

La autora es Managing Partner, de Humanet Group. (Foto, cortesía).

Por Gissil Rojas 

– En las últimas dos décadas, los procesos de selección ejecutiva han pasado de ser casi un arte artesanal con conversaciones cara a cara, referencias y mucha intuición, para convertirse en operaciones apoyadas por tecnología, algoritmos y datos en tiempo real.

– Este cambio no ha sido casual: la velocidad de los negocios, la globalización del talento y la presión por tomar decisiones precisas y rápidas, han empujado a las empresas a modernizar la forma en que identifican a sus líderes.

– Hoy, la pregunta no es si la tecnología debe formar parte de estos procesos, sino cómo combinar lo mejor de lo humano y lo digital para obtener resultados superiores.

Los beneficios que no podemos ignorar

– La incorporación de herramientas tecnológicas, desde ATS inteligentes hasta evaluaciones psicométricas en línea y entrevistas automatizadas, ha traído ventajas evidentes:

– Ahorro de tiempo y eficiencia operativa: procesos que antes tomaban semanas, hoy pueden completarse en días gracias a la automatización del filtrado inicial de candidatos.

– Mayor alcance geográfico: plataformas digitales permiten identificar talento más allá de las fronteras tradicionales.

– Datos objetivos para la toma de decisiones: Los algoritmos ayudan a reducir sesgos y ofrecen métricas claras sobre compatibilidad, competencias y potencial.

– Para equipos de RRHH y headhunters, esto significa más tiempo para concentrarse en lo que realmente importa: entender las necesidades estratégicas de la empresa, profundizar en la cultura organizacional y evaluar el liderazgo desde un punto de vista más integral.

Los riesgos de un proceso demasiado “frío”

– Pero no todo es positivo. La tecnología, si se usa de manera excesiva o mal diseñada, puede restarle humanidad a la experiencia:

– Sensación de frialdad: para un candidato ejecutivo, ser evaluado únicamente por un algoritmo puede transmitir la idea de que la empresa no valora el contacto personal.

– Pérdida de matices: Hay cualidades de liderazgo (como la inteligencia emocional o la capacidad de influir) que no siempre se capturan en una prueba estandarizada.

– Sesgos ocultos en la tecnología: Un sistema mal entrenado puede perpetuar sesgos en lugar de eliminarlos.

– El reto, por tanto, no está en elegir entre lo humano y lo tecnológico, sino en integrarlos de forma que se potencien mutuamente.

El equilibrio ideal

– En procesos de selección ejecutiva, la tecnología debería actuar como un acelerador estratégico, no como un sustituto del criterio humano.

– Un ATS bien configurado puede filtrar cientos de postulaciones en minutos, pasando de 200 perfiles iniciales a un grupo reducido de 20 candidatos que cumplen con los requisitos técnicos y de experiencia. Sin embargo, esa eficiencia es solo el punto de partida.

– La decisión sobre quién de esos finalistas es realmente el mejor fit requiere la experiencia, sensibilidad y capacidad de interpretación del consultor.

– Es en esa fase donde entran en juego elementos que difícilmente puede medir un algoritmo: la alineación cultural, la química con el equipo directivo, la capacidad de liderazgo en contextos complejos o el estilo personal de toma de decisiones.

– La tecnología nos entrega datos, pero es la interacción humana la que traduce esos datos en conclusiones accionables.

– Por eso, más que reemplazar al profesional de selección, la tecnología le da tiempo y perspectiva para profundizar en entrevistas de alto valor, indagar motivaciones reales y anticipar posibles riesgos de integración.

– En otras palabras, los modelos de AI nos muestran opciones, pero sólo la experiencia humana identifica quien aportará valor sostenido a la organización.

Mirando hacia el futuro

– La próxima etapa de esta evolución en la selección ejecutiva probablemente combinará inteligencia artificial avanzada con evaluaciones de soft skills mucho más inmersivas.

– Lo que hoy hacemos con Assessment center presenciales, sucederá en simulaciones de liderazgo en entornos virtuales, ejercicios de resolución de problemas en tiempo real y dinámicas diseñadas para medir la capacidad de adaptación, influencia y resiliencia de los candidatos.

– Todo esto, complementado con entrevistas humanas de alto impacto, donde el diálogo profundo y la interpretación experta añaden contexto a los datos generados por las herramientas tecnológicas.

– Las empresas que adopten este enfoque híbrido no solo acelerarán la identificación del candidato ideal, sino que también enviarán un mensaje poderoso al mercado: aquí valoramos tanto la precisión de los datos como la riqueza de las relaciones humanas.

– En un mundo donde los líderes no solo gestionan cifras, sino también personas, la tecnología debe ser una aliada estratégica para ampliar nuestras capacidades, no para sustituirlas. La IA no nos reemplaza, pero sí nos reta a transformarnos.

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