
Colaboración del CIEPS OEI
– Sidny Aizpurúa se sentó con Manuel Alcántara Sáez, reconocido politólogo, escritor y actual director de un importante centro de investigación panameño, en medio del bullicio de la Feria Internacional del Libro (FIL).
– En la presente edición de la FIL el escritor presentará su obra “La esquina desnuda, itinerario confuso Una conversación con Manuel Alcántara Sáez al costado de la academia”.
– No es común encontrar a un académico veterano, de trayectoria internacional, dispuesto a hablar no solo de ciencia política, sino también de soledad, arte y amor y cómo se relaciona con el panorama político contemporaneo.
¿Cómo describe la soledad en un mundo cada vez más polarizado?
– “Más que un estado emocional, es una condición existencial que atraviesa la vida humana con una intensidad que varía según el contexto, la cultura y la biografía”, Alcántara reflexionó sobre ella como una experiencia ambigua, capaz de revelar tanto el fracaso de un proyecto de vida como la elección consciente de un modo de existencia.
– En su visión, la soledad no es simplemente ausencia de compañía, sino una forma de estar en el mundo que confronta al individuo con su esencia más íntima.
– En un entorno social, “la soledad aparece como una anomalía (…)”. Observa cómo la vida moderna, especialmente en las grandes ciudades, ha normalizado el aislamiento. Los hogares unipersonales proliferan y el contacto humano se diluye entre pantallas y algoritmos.
El arte como reflejo político
– Aunque no se dedica directamente al estudio artístico en su dimensión estética, su enfoque politológico ofrece claves valiosas para comprender el arte como fenómeno social y político.
– En obras como La política es de cine y El oficio de político, Alcántara Sáez exploró cómo las narrativas visuales, los símbolos y las representaciones públicas configuran la percepción ciudadana y el ejercicio del poder.
– Desde su perspectiva, el arte no es ajeno a la política; al contrario, es un espacio donde se negocian significados, se construyen identidades y se disputan hegemonías.
– El cine, por ejemplo, es para Alcántara Sáez una herramienta que permite analizar el comportamiento político, las emociones colectivas y los imaginarios sociales.
El amor como experiencia política
– En sus escritos, Alcántara no idealiza el amor, sino que lo observa como un fenómeno complejo, mutable y muchas veces instrumentalizado por las estructuras de poder y las narrativas dominantes. Para Alcántara, el amor no puede entenderse sin considerar el contexto en el que se manifiesta.
– En una sociedad marcada por la aceleración tecnológica, la banalización del sexo y la fragmentación de los vínculos, el amor se ha vuelto más difícil de sostener. La pandemia, por ejemplo, redefinió los vínculos afectivos, estimulando nuevas formas de interacción virtual que, aunque prácticas, desdibujan la corporeidad y la intimidad.
– El amor, entonces, se enfrenta a una paradoja: está más presente en discursos y plataformas, pero menos vivido en su profundidad.
– ¿Por qué escribir sobre emociones y hablar de política? Al final del día, todo está relacionado y nos permite comprender mejor el panorama actual. Somos seres políticos, incluso de forma inconsciente, y nuestras emociones influyen al momento de tomar decisiones, que muchas veces no están basadas en información suficiente.
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