Sin una visión articulada, países de CARD podrían enfrentar mayores tensiones internas y externas

Alberto Mora, coordinador del VII Informe Estado de la Región, Centroamérica y República Dominicana. (Foto, CONARE).

Colaboración del Consejo Nacional de Rectores (CONARE).

– El Séptimo Informe Estado de la Región confirma que, en tan solo 30 años, la región ha vivido una transformación profunda en su estructura demográfica, social, económica, política, territorial y ambiental, de allí que los países de Centroamérica y República Dominicana (CARD) no son los mismos de hace tres décadas.

– Sin embargo, debido al rezago histórico en algunos países, el Informe también alerta que estos cambios no han tenido la misma magnitud e implicaciones, lo que ha ampliado las brechas de desarrollo y ha profundizado las asimetrías regionales.

– Hoy, la región tiene casi el doble de la población que tenía en los años noventa. Se trata de una población más urbana, más alfabetizada y con mayor esperanza de vida. Las economías se han diversificado y están integradas activamente a los mercados internacionales.

– También se dieron avances importantes en el acceso a servicios y en democratización, como la realización periódica de elecciones y su consolidación como el mecanismo para el acceso y el relevo en el poder político.

– Pero, junto con estos logros, el Informe identificó una creciente presión sobre los ecosistemas, un aumento sostenido en la huella ecológica y un patrón de desarrollo que no ha sido equitativo entre países ni sostenible con el ambiente.

– Las diferencias entre el norte-centro de la región (Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua) y el sur (Costa Rica y Panamá), junto con República Dominicana, se han ampliado en aspectos clave como el ingreso per cápita, el nivel educativo, la inversión social y la capacidad institucional para implementar políticas públicas.

– Honduras, Nicaragua y Guatemala enfrentan rezagos estructurales críticos. En ambos, cerca de la mitad de la población en edad laboral (15 a 64 años) no ha completado la educación primaria, lo que limita sus posibilidades de acceder a empleos formales y bien remunerados.

– Además, los niveles de inversión social por habitante son considerablemente más bajos en comparación con los países del sur. Estos factores, combinados con la persistencia de altos niveles de pobreza, reducen la resiliencia de las sociedades y dificultan su capacidad de respuesta ante las crisis.

– Mientras tanto, Costa Rica, Panamá y República Dominicana han logrado consolidar economías más dinámicas, con mejores resultados sociales y una mayor capacidad para ejecutar políticas públicas inclusivas.

– Esto se refleja en indicadores como el PIB per cápita, el peso del sector servicios en la economía y la cobertura y calidad de sus sistemas de salud y educación.

– “Las transformaciones de los últimos 30 años son innegables. Pero también lo es el hecho de que no todos los países han podido capitalizar esos cambios de la misma manera”, señaló Alberto Mora, coordinador del Informe.

– Puntualizó en: “La región corre el riesgo de fracturarse aún más, si no se abordan con seriedad las desigualdades estructurales que han hecho que millones de personas estén excluidas de las oportunidades generadas por el crecimiento económico”.

– El Informe también identificó que las mayores brechas a lo interno de la región coinciden con un contexto internacional incierto y volátil y la peor crisis del proceso de integración regional desde la creación del Sistema de Integración Centroamericano (fragmentación regional SICA) en 1991.

–  Aunque este panorama dificulta la formulación de estrategias comunes en temas clave, de carácter trasnacional como el cambio climático, la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, y la gestión de las migraciones, en otros momentos de la historia los países han logrado, en condiciones similares a las actuales, ponerse de acuerdo y resolver problemas comunes. 

El más reciente Informe Estado de la Región alerta que, sin cooperación regional y políticas de inclusión social, las brechas podrían ser cada vez mayores. (Foto, CONARE).

– Sin una visión articulada, los países de CARD podrían enfrentar mayores tensiones internas y externas, y reducir sus márgenes de maniobra para lidiar con el contexto internacional y los desafíos de su desarrollo en el mediano y largo plazo.

– Ello pasa por repensar y fortalecer el proceso de integración regional, así como otros espacios regionales de cooperación y diálogo.

– Panamá destacó como una de las economías más dinámicas de la región, con un alto PIB per cápita y un fuerte sector de servicios logísticos y financieros. Sin embargo, el Informe también advirtió sobre los altos niveles de desigualdad debido a la concentración de los ingresos y las asimetrías internas, especialmente entre las áreas urbanas y las zonas rurales y comarcas indígenas, donde los niveles de pobreza y exclusión social son elevados.

– El Informe finalizó con un llamado a construir una nueva etapa para la región basada en el aprendizaje compartido, el respeto a los derechos humanos, el uso estratégico de los recursos naturales y el compromiso con una democracia efectiva, que responda a las necesidades y expectativas de la población.

– Las oportunidades están al alcance, pero requieren acciones sostenidas en el tiempo y orientadas al bien común.

– A pesar de los retos, el Informe también reconoció que la región cuenta con una base de progreso sobre la cual construir un futuro más equitativo.

– La mejora sostenida en indicadores como la esperanza de vida y la alfabetización, junto con la diversificación productiva e inserción en la economía internacional, demuestran que el cambio es posible cuando se articulan políticas públicas con visión largo plazo.

– Además, la juventud de la región representa una oportunidad única: impulsando la modernización productiva con inversiones estratégicas en educación, salud y empleo digno, es posible aprovechar este bono demográfico y reducir las desigualdades.

– Centroamérica y República Dominicana tienen en sus manos la posibilidad de transformar los rezagos en impulso, si se apuesta por la cooperación, la inclusión y el fortalecimiento institucional como pilares del desarrollo humano sostenible. No hacerlo convertirá en frustración las oportunidades que hoy tiene la región.

El Informe completo está disponible para descarga gratuita en:

https://hdl.handle.net/20.500.12337/10176

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