En Panamá, los Ministerios de Trabajo avalaron violaciones a la ley por el Suntracs

“La organización ciudadana y la divulgación de la idea de la libertad es importante. Sin libertad no se puede vivir”, Rubén Martín Castillo Gill. (Foto, Revista LEA).

Cobertura de la Revista LEA

– En esta primera edición de junio concluimos con la cuarte entrega de la exposición del abogado, Rubén Martín Castillo Gill, “¿Qué significa lo que está pasando para los sindicatos y las conquistas laborales?”, realizada ante miembros de la Fundación Libertad Panamá.

– En la parte final de su ponencia, el experto en temas laborales abordó, entre otros aspectos, las afectaciones del radicalismo del movimiento sindical hacia el Estado, el cierre de calles “pacíficamente”.  He aquí la interesante información: 

– “¿Qué pasa en Panamá con el movimiento sindical? ¿Cómo el Estado fue permisivo con el radicalismo? Por ejemplo, el Suntracs llegaba a una obra: te la cierro. No, pero señor, nosotros no somos construcción, nosotros ponemos ventanas. Eso no es construcción, nosotros hacemos las ventanas y las ponemos.

– Te lo cierro. Pero usted no ha puesto pliego de petición ante el ministerio, porque el proceso para llegar a una huelga está regulado. Decía, bueno, no, a mí no me importa.

– ¿Qué hacían los Ministerios de Trabajo? Oiga, vamos a hacer una mesa, homologando la violación de la ley.  Y decían al empleador, venga acá, siéntese aquí, porque yo le voy a hacer una inspección.

– Si ellos están diciendo la verdad, yo le voy a hacer a usted una inspección. Espérate, respondía el empleador, pero aquí yo no tengo pliego ni nada. Entonces llegaba el Suntracs y decía, bueno, este es el pliego CAPAC-Suntracs, tómalo o déjalo.

– El empleador respondía: yo no puedo negociar, yo acabo de comenzar.  El sindicato contestaba: No, tómalo o déjalo. (Usted sabe cuál era la negociación). Te voy a dar un año donde te voy a aplicar 15 cláusulas.

– Seguía: Cuando pase ese año te aplico todas. El Ministerio de Trabajo avalaba eso por la llamada paz social. Y en el camino, el sindicalismo se convirtió en una expresión del matonismo público.

– Cómo se ha degradado el concepto que tenemos del orden público. Si estoy uniformado y me acerco a una persona, es represión. Y las comparaciones son absurdas.

– ¿Saben por qué? Los que vivimos la dictadura nos damos cuenta que los policías hoy son unos perfectos Boy Scouts, en comparación con ese periodo de la historia.

– En democracia siempre va a haber una expresión del poder del Estado para disuadir a aquellos que quieren confrontar el orden público. Pero con protocolos y leyes, como en Estados Unidos, como en otros países. Si alguien señala que ha habido una labor fuera de lugar de un policía, en una democracia hay mecanismos para llevarlo a los tribunales.

– En Estados Unidos ocurre todos los días. Lo que no puede ser es que alguien diga, como se ha instalado en la sociedad, ¿pero por qué me van a reprimir si yo estoy cerrando la calle pacíficamente?

Marissa Krienert, Rubén M. Castillo G. y Surse Pierpoint. (Foto, Revista LEA).

– Cuando el cierre es un acto violento contra los derechos de terceros, estos, según la ONU, constituyen derechos humanos; los que se violan todos los días en nuestro país.

– Porque el cierre es un acto violento. Pero esa es parte de la dinámica de influir psicológicamente en la convivencia de la sociedad y cambiar los conceptos. “Yo le tiré un bloque porque me sentí amenazado”.

– Hoy lo dijeron en la radio. ¿Por qué ese tipo le tiró un bloque a la policía? Él se sentía amenazado. Entonces uno dice, en una sociedad organizada esas cosas no se toleran.

– Concluyo con lo siguiente. En primer lugar, la organización ciudadana y la divulgación de la idea de la libertad es importante. Sin libertad no se puede vivir.

– No es posible que nosotros nos reunamos aquí, en un país donde la libertad no se respeta. Esto no lo podemos hacer en Cuba. Entre paréntesis, yo he visitado dos veces Cuba.

– En una ocasión, un grupo de panameños estábamos caminando por La Habana. Fuimos a un congreso de derecho laboral para aprovechar los costes de la excursión.

Nunca fuimos al congreso.  El bus nos iba a buscar, pero no íbamos.

– Al señor que nos buscaba le decía tranquilo: no te preocupes, nosotros vamos por nuestro medio. Fuimos a la inauguración porque había un cóctel y fuimos al final, porque había otro cóctel. Lo demás era pasear y ver.

– No nos interesaba. Qué nos iban a enseñar a nosotros de derecho laboral. Pero la sensación de falta de libertad era sensible. Tanto es así que íbamos un grupo y había un par de muchachos negros, panameños.

– Llegó un tipo vestido de civil ¿Por qué estás molestando a los turistas? Todos le caímos. ¿De dónde salió usted? ¿Quién es usted? Él es nuestro compañero. Usted dice: yo no puedo vivir en un país como este.

–  En la gran explanada de la Plaza de la Revolución fuimos a ver el mural ese del Che Guevara que sale en las películas y en los documentales.  Salió un militar: váyanse de aquí.  Dijimos, espérate, somos turistas. Respondió: no me interesa.

– Esa forma de vida hace que cuando se dice que te van a resolver el problema de vida y que no te preocupes por la libertad, te quedas sin vida y sin libertad”. 

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