
Cobertura de la Revista LEA
– En esta edición continuamos con la exposición del abogado Rubén Martín Castillo Gill, en la reunión organizada por la Fundación Libertad Panamá, en cuyas palabras desnudó los pormenores de la batalla cultural que han implementado algunos grupos sindicalistas y adeptos en Panamá.
– He aquí el texto de la mencionada presentación:
– “El grupo organizado por el Sr. Eduardo Ríos tomó fuerza y hubo un acto violento que, a mi juicio, era la matriz de su conducta pública actual.
– Fue cuando encerraron a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y casi que podría interpretarse como una retención de las personas que estaban ahí, incluyendo a los magistrados de la Corte, cuando esa institución quedaba en el Casco Antiguo, en el edificio del actual Ministerio de Cultura.
– Un acto violento inusitado, nunca antes visto y más bajo el imperio del gobierno militar.
– El gobierno militar le mandó a un oficial de la Guardia Nacional, en ese momento, no me recuerdo si era un coronel, que le dijo a Ríos, o tú abres esto o nosotros vamos a irrumpir y todos van a ir presos.
– El proceso se saldó con la liberación de la gente que estaba retenida y no ocurrió nada desde el punto de vista legal, no hubo consecuencias legales. Eso fue en la década del 70.
– Como dijo Gabriel García Márquez, la historia no es como fue sino como uno la recuerda, eso es lo que yo recuerdo, el hecho existió.
– ¿Qué pasa? Ese sindicato, en la medida en que Panamá fue progresando, recuerden que en el camino se creó el centro financiero, centro bancario, estaba la reivindicación de la Zona del Canal, Panamá comenzó a convertirse en un centro de negocios importante.
– En la medida en que la construcción fue progresando, el sindicato se alimentaba de ese progreso, iba creciendo su membresía, había mayor estabilidad en la actividad laboral porque era continua.
– El sindicato sufrió distintos cambios hasta que vino el grupo de los llamados históricos del Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción (Suntrac), de Genaro López y Saúl Méndez.
– Ahí vino un gran cambio, una forma distinta de instrumentalizar lo que originalmente había planificado Eduardo Ríos. El Suntrac, con una visión mucho más acabada del concepto ideológico, decidió que el sindicato tenía que practicar el centrismo, es decir, generar conexiones con otros sindicatos, cooptarlos y crear una gran central que hoy se llama CONUSI.
– Y, además, el sindicato debía buscar áreas estratégicas de la economía y eso se conectó también con la actitud complaciente de los Gobiernos. El Suntrac comenzó a intervenir en áreas donde es extraño que intervenga un sindicato de filiación marxista.
– El sindicato asesora a los pilotos de Copa, el sindicato asesora a los capitanes del Canal, el sindicato asesora a los pilotos del Canal, el sindicato asesora a trabajadores portuarios.
– Luego de la gran huelga de los maestros y profesores de 1979, que todos apoyamos, hay que decir la verdad. Después eso será motivo de otro capítulo, porque no era lo mismo que ahora, era otra circunstancia histórica.
– De esa primera oleada de dirigentes magisteriales, recuerdo al maestro Marco Alarcón, a Julio César Ortiz y al profesor Gilberto Solís, que no tenían nada que ver con estos dirigentes de ahora.
– Esos sindicatos o asociaciones, que no son sindicatos, son asociaciones de profesores, maestros y demás, van confluyendo hacia la línea de Suntrac y establecieron con más firmeza una estructura política nacional, es decir, tienen la convicción de que a través del conflicto social pueden estremecer las instituciones de la democracia.
– Nuevamente hago un alto. Las instituciones de la democracia en Panamá son formales. Nosotros tenemos un Estado burocratizado, tenemos una pobre Asamblea Nacional, tenemos un Órgano Judicial con un alto déficit, sin embargo, son instituciones de la democracia que debemos rescatar, no destruir.
– Todo el movimiento del Suntrac y sus satélites se articula en base a un programa, que es el programa del Grupo de Río, el Grupo de Sao Paulo y actualmente el Grupo de Puebla.

– ¿Cuál es el tema? Y ahora volvemos hacia atrás en un salto hacia el pasado, de la teoría del marxismo, cuando hablábamos del surgimiento del movimiento sindical que estaba marcado por los anarquistas de Mijail Bakunin y los seguidores de Carlos Marx.
– La teoría de ese marxismo de esa época era que la revolución o el cambio social se iba a dar en los países desarrollados, es decir, iba a comenzar en los países que habían podido desarrollar a satisfacción sus fuerzas productivas, cosa que nunca fue real.
– La revolución comenzó en un país con un desarrollo muy incipiente como Rusia, un país grande, pero prácticamente de esclavos, de siervos, y ahí comenzó la revolución.
– Después hay un cambio monumental en la visión que tenía el movimiento marxista internacional que dice, ya el tema no es que podemos movilizar a una clase social, recuerden que la teoría marxista habla de que la lucha de clases es el motor de la sociedad y que, en consecuencia, la clase proletaria, la clase obrera, es la que debe gobernar, destruir el sistema capitalista.
– Sobre ese concepto de tesis, antítesis y síntesis, va a generar una sociedad diferente en el camino, una sociedad sin clases, una sociedad donde el Estado no va a existir y vamos a ir del mundo del trabajo, al mundo de la satisfacción de las necesidades.
– Pero ese planteamiento lo cambia un líder que se llamó Antonio Gramsci, que buena parte de su vida la vivió en la cárcel. Fue encarcelado por Mussolini, en Italia.
– Gramsci comenzó a hablar de los bloques históricos y decía, no, este no es un problema de convencer a la clase obrera, este es un problema de conectar con sectores de la sociedad que pueden tener algún tipo de insatisfacción por la forma en que se ha desarrollado el hilo conductor de nuestros países o de nuestras naciones.
– Ustedes ven que surgen movimientos radicales ambientalistas, movimientos radicales sobre los temas de género, sexualidad y demás, surgen movimientos radicales que tienen que ver, por ejemplo, con la condición humana.
– Toda una serie de sectores que normalmente no estarían en el léxico del marxismo, ahora están conectados por el objetivo de que esos sectores van a constituir el llamado bloque histórico que va a transformar la sociedad y comienzan a ganar espacio en nuestra sociedad, no sólo en Panamá, sino en muchos países, y al final todos quedamos involucrados de una u otra manera en esa llamada batalla cultural.
– Ellos la dan todos los días y nosotros no la damos. Encima de eso hay un tema psicológico que va permeando en la sociedad y eso lo podemos analizar, por ejemplo, en el Canadá de hoy. Aquí, en una universidad canadiense, un profesor blanco no puede hablar de historia de los indígenas, se habla de apropiación cultural.
– Si todo lo que nosotros hacemos en Panamá para el mes de mayo, que todos nos vestimos como si fuéramos africanos, eso se llama apropiación cultural y es censurado en Canadá.
– Por ejemplo, en Canadá si usted va y dice yo quiero postularme para ser profesor y en una ciudad se resalta más esto, entonces usted tiene que ver cuáles fueron sus antecedentes para que las minorías no se sientan oprimidas.
– Usted dice bueno, yo puedo ser blanco de ojos azules y no tengo idea de qué hicieron mis antepasados, pero yo no debo vivir de las consecuencias de lo que hicieron mis antepasados, sino de mi realidad de hoy. Entonces, usted no puede dar clases.
– No se ve el conocimiento, sino que se ven esas condiciones y eso es parte de ese modelo que trata de transformar ideológicamente a la sociedad.
– Otro elemento que es diferente a la teoría de Marx de su época, que decía el mundo capitalista es estructura y supraestructura y la supraestructura es consecuencia de la economía y la supraestructura trata de dominar a la sociedad en base a la ideología capitalista.
– Eso hoy no es cierto, porque todos los días, a través de instrumentos que deberían defender la idea de la libertad, al contrario, todos los días se ataca a la empresa privada, todos los días se establece un criterio supremacista diciendo todos los empresarios son corruptos, todos los empresarios son maleantes.
– Ese criterio supremacista significa en esa visión totalizadora, que unos somos buenos y otros somos malos y eso es una cosa absurda desde el punto de vista material, no puede ser que un sector social sea malo y el otro sector social sea bueno per sé.
– Hay sindicalistas que son personas honorables y hay empresarios maleantes, esa es una verdad, pero una verdad que tiene conexión, una conexión directa con la realidad de la condición humana.
– Nosotros no podemos caer en visiones totalitarias y hitlerianas de decir, bueno tal raza es una raza que no le conviene al desarrollo de la humanidad, eso se hace de otra forma con estas ideas de que todos los empresarios son unos maleantes.
– Revisen las redes sociales, revisen lo que dice el Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción y Similares (Suntracs) todos los días. Esa es la visión que quieren inculcar en la sociedad porque ellos si están haciendo una batalla cultural.
– La peor de todas las batallas culturales es la instalación en nuestros jóvenes del sentimiento de culpa. Fíjense en lo siguiente: hay gente que viene de una situación acomodada, que en países desarrollados siente culpa por eso, aunque su riqueza sea bien habida. ¿Por qué vas a tener culpa?
– Hay conceptos que se instalan alegremente en la desigualdad. A mí me choca eso. Una cosa es el combate a la pobreza y otra cosa el combate a la desigualdad. ¿Por qué? Porque siendo personas que creemos en la libertad eso implica que debemos respetar el proyecto de vida de cada uno de nosotros.
– Si decimos que hay una gran desigualdad entre el señor Stanley Motta y cada uno de nosotros, pero nosotros no tenemos ningún problema de envidiarlo, tuvo una idea ingeniosa de negocio, la desarrolló y creció, eso es capitalismo.
– Si nosotros instalamos la idea de la envidia, el proceso de desarrollo no se da, porque anulamos nuestra voluntad de hacer realidad una idea ingeniosa que impacta en la sociedad.
– El señor Stanley Motta da trabajo a 10.000 personas, mayormente en Panamá, pero en el resto del continente también. Si él no existiera, con esa idea ingeniosa de la revolución, no habría una actividad económica vigorosa en Panamá, en el área donde él impacta.
– Cuando se habla todos los días que Panamá es el país más desigual, ustedes dicen, pero, ¿por qué nosotros no nos vamos en caravana rumbo a Estados Unidos? Y en los índices, Panamá es más desigual que Haití, y decimos Haití está mejor que Panamá. Lo que debemos hacer es combatir la pobreza, a través de las políticas públicas que impliquen desarrollar empleo.
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